30 de julio de 2006

¿Algo Más?

—¿Se le ofrece algo más?

Sí, un niño dinámico,
Un alma hermosa,
Unos labios entreabiertos,
Un suspiro al oído,
Una noche de sudor
Meses de risa,
Días de llanto.

Un alcatraz de regalo,
Un abrazo tierno,
Un hombro en la aurora,
Una plática amena.
Ojos profundos,
Voz de encanto.

Una mano en el brazo,
Una pierna en el cine,
Un teléfono en la memoria,
Una mejilla en mi pecho.
Fuego, cordial
Eco de mi canto.

—No señorita, muchas gracias. La cuenta, por favor.

Ciudad de México, mayo de 2006

28 de febrero de 2006

Acuarelas en Collage

Alguna vez escuché decir que las ranas cantaban y bailaban bajo la lluvia. Mis ranas cantaban desde antes del diluvio, aunque los truenos ya se escuchaban. Y puedo afirmar que cantaron muy fuerte mientras llovía, pero que pronto disminuyeron su canto. Hoy, que casi no llueve pero estoy empapado, las ranas están ahí, presentes. Algunas veces cantan en mis sueños, pero las ahogo; cuando cantan en mis pesadillas es cuando ya no puedo más.

La luciérnaga de alas alucinantes se posó tímidamente sobre el espejo. Una gota de rocío cubrió diligente la distancia prefijada hasta la raíz de una flor. Tres ratones huyeron de la luz hacia su morada. ¿Es un sueño? ¿Acaso, una mirada? Miro expectante el horizonte, pero éste no murmura mis respuestas. Caminaré muy lejos hasta ser el horizonte: algún día, cuando sea él, me contestaré yo mismo las preguntas. Algún día tendré yo mis alas y seré el rocío y la luz y los ratones.

La luz del sol crea metales en el cielo. La plata cede el paso al cobre, luego del oro le sigue el acero. Un aroma dulzón en el aire llena también la luz en una pared de azulejo. El diseño caótico y diligente de la ilegalidad hace de marco, en ángulo perfecto. ¿De que huye el caminante? Esa sonrisa, ¿está mintiendo? ¿Es la felicidad sólo un placer expectante? La calma terrible de un huracán que se aproxima, creo. Sé que el dolor vivió mucho tiempo; aún está ahí, aún lo siento.

Las colillas de una personalidad nerviosa, el resto de una sed apasionada y la envoltura diligente de un antojo. En conjunto, el crimen silencioso sin castigo. Todo envuelto en diluvio. ¿Por qué la prisa fingida y vergonzosa? Solas las hormigas caminan atareadas. Quiero extenderme, crecer, ser aire. Pero temo la penitencia que algún día llegue. Temo que el sueño termine y me encuentre aún entre mi diluvio.

¿Por qué encontrar belleza en dolor? ¿Por qué los latigazos de recuerdos? Bebo en mí el dolor, y como abeja, en miel se transforma. ¿Qué otra cosa pueden ser mis manchas? ¿Qué otra cosa mis aporreos? Corre como lágrimas mi tinta, como lágrimas se seca: ¿como lágrimas se olvida?

Ciudad de México, febrero de 2006

16 de enero de 2006

Donde se Encuentra D.

Alguna vez pensé que el concepto que representa el Nirvana era muy deprimente. El vacío absoluto, la desaparición total. Era una de las razones por las que el budismo no me llamara la atención como religión.

El Arte de la Compasión por el Dalai Lama, hace énfasis en la meditación sobre el vacío y en el vacío. Pensaba yo que el pensar en nada era imposible, aun así decidí olvidarme de prejuicios y darle una oportunidad. Tengo que admitir que sentía temor ante la anticipación del contacto con el vacío completo del universo.

Entonces medité sobre el vacío absoluto que es la materia, el sentido, y el yo. Lo huecas que son las palabras. Lo intrascendente de nuestro devenir diario. Se inmiscuyó la idea que había rondando por la cabeza, que la naturaleza de D. es pandeísta, es decir que todos formamos parte de Él, porque al crear, D. se creó a sí mismo. Todo es nada, Todo es D.; continuemos con el silogismo, D. es Nada. Y en eso el vacío llenó mi mente, tan sólo un instante pues mi sorpresa me sacó inmediatamente de la meditación. Toqué el vacío.

El vacío no es lo que yo pensaba. Ahí donde nada es, no hay frío. Porque sentí, alrededor mío, dentro de mí, por todas partes, la presencia de ese Vacío que todo lo llena, y que es D. Me sentí abrazado de la forma más absoluta posible, pues el abrazo provenía de mí, de fuera de mí, de todas partes y de ninguna. En ese pequeño instante en que toqué el vacío me di cuenta que el vacío está lleno de calor, que ese Calor es Amor y que ese Amor es D.